Todo bar es un espacio común, en el que confluyen distintas personas con diferentes inquietudes y donde se refleja la variedad de la sociedad y de la vida. “Charlas con aroma de café” recrea una cita a ciegas que sale mal, una conversación de enredos entre sordas, debates sobre temas irracionales, borrachos en competencia de chistes, actrices y actores que intentan ensayar con una directora que solo habla inglés, parejas que se separan o se enamoran, diálogos universales y contemporáneas que atraviesan las vidas de los adultos mayores.
La obra es una comedia hilarante y absurda sobre las relaciones humana y se estrenará esta noche, a las 20 en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251) con dramaturgia y dirección de Luis Manuel de Armas Dorado y a cargo del Grupo de Teatro de Adultos Mayores del Ente Cultural de Tucumán. La entrada es libre y gratuita.
“Lo que presentamos es el resultado de un proceso interno -explica el director-, no abordamos un texto previo sino que las situaciones, el contexto y la escritura final son consecuencia de las propias necesidades del grupo, de la cantidad de talleristas y de sus problemáticas. A veces es una recopilación de improvisaciones o el resultado de debates. En la pandemia, por ejemplo, se nos ocurrió un sistema de escritura novedoso y todo giró sobre una reunión de consorcio de un edificio vía Zoom. Siempre tenemos presente que nuestro público son niños y familias, por lo que abordamos las temáticas desde ese lenguaje y para divertirse”.
De Armas Dorado está al frente del grupo desde hace ocho años. “Nunca hemos adoptado una posición de víctimas, nos reímos de las dificultades y lo llevamos a escena. Recuerdo el primer día de clases: venía de ser profesor en varias universidades, mis estudios estaban centrados en la antropología teatral de los maestros del siglo XX. Cuando terminé, me quedé sentado en el escenario y ese día comprendí que el trabajo requería otra ruta, una que conduce a la felicidad, a sentirse parte de un colectivo, a acompañarnos, estar para el otro, divertirnos dentro y fuera del taller, celebrar los cumpleaños. Son mi familia. Ellos me hicieron tucumano”, remarca el artista nacido en Cuba.
“El elogío más hermoso que he escuchado a una obra mía es una nieta diciéndole a su abuela una vez terminado el espectáculo: ‘Abuela, ¡que orgullosa estoy de vos!’ Escribo para ellos. Sé qué pueden hacer mejor y les creo personajes para que se luzcan. Algunos prefieren un desafío mayor, y vamos juntos también en su crecimiento. El trabajo es individual, se acompaña según la necesidad de cada uno, aunque el teatro es un arte grupal, donde aprendemos tolerancia y solidaridad”, sostiene.
“Charlas...” surgió de una dificultad. “Me gusta encontrar soluciones a cada conflicto de manera inmediata. Me aturde mucho más la incertidumbre que los desafíos más difíciles. El Ente nos facilitó un espacio muy cómodo, pero con un escenario pequeño, y por eso opté por hacer situaciones graciosas, absurdas, sin presupuesto. Los miembros del elenco tienen muchas herramientas. Lo que no les voy a poder quitar nunca es su cara de niños ante una piñata cuando llegan al teatro. Están nerviosos, ansiosos, felices, es una mezcla de muchas cosas. Todos los años, en marzo, abrimos una convocatoria libre desde la Dirección de Teatro. Somos tantos que tengo que dividir el grupo en dos, pero al final ensamblamos todos juntos la obra. Jamás se le ha negado la entrada a nadie”, puntualiza.
“El Ente tiene muchos proyectos sociales, con un marcado interés en la protección a los más necesitados. Llegamos a merenderos en los lugares más lejanos e intrincados, hay muchos talleres y actividades, todo gratuito para democratizar la cultura y trabajar para todos y por el bien de todos”, concluye.